miércoles, 23 de julio de 2008

Decisión

Hay que tirarse a la piscina, sin mas, zambullirse sin dudar. Una vez dentro debemos nadar y nadar, sin perder firmeza en cada brazada. Mediante este proceso conseguiremos llegar hasta el bordillo opuesto, y es entonces cuando miraremos hacia detras y decidiremos si debemos o no regresar.

Es algo natural, individual, personal, propio de cada uno. Se debe elegir el modo de tirarse a la piscina y el de avanzar por ella. El temor a equivocarse, a ahogarse en la piscina, es completamente absurdo y no hay que hacerle ningun aprecio, cada cual sabrá su manera de mantenerse a flote, pero una cosa esta clara: no hay que detenerse porque si dejamos de mover los pies terminaremos hundiéndonos.